Fragmentos - Kierkegaard (1): Diario de un Diseñador.
Sacrificio personal: sacrificar nada, ganarlo todo.
Algo he leído que me ha recordado a Kierkegaard. Leerle es a él es el placer de leer al padre del existencialismo. Leerle es pensar en una especie de dandy romántico. Es un poco como Nieztche, es fácilmente disfrutable cuando la herída está aún abierta, cuando no ha empezado a sanar. Se disfruta siempre, pero más cuando se es jóven, cuándo el caparazón aún oculta la herida. A menudo recuerdo ese framento con el que comienza Temor y Temblor, sin duda su mejor libro. El origen:
Así, pues, amados míos, como siempre habéis obedecido, no solo cuando estaba presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, con temor y temblor trabajad por vuestra salud.1
Uno de los temas principales de su obra, sino el central, es la idea de sacrificio incentibada por una moral católica extrema. La infancia de un jóven danés acomodado, de salud frágil y un poco maltrecho junto con un preocupante extremismo religioso le lleva a entender el sacrificio de la peor forma posible. En Temor y Temblor comprende que, tal como en la historia de Abraham e Isaac, solo a través del sacrificio de lo que más quieres te acercas a Dios. Es en este punto cuando la lectura romántica de su vida cobra un matiz francamente despreciable.
Diario de un Seductor, quizá su obra más conocida, se trata simple y llanamente de una especie de pantomima para que su amada Regina le crea un ser despreciable, mujeriego y lujurioso. Solo así, con el sacrificio de ese amor, solo haciendola pensar que es un ser despreciable y volviendola en su contra, cree que alcanzará esa salvación. Cree que haciéndola odiarle le aliviará el sufrimiento de el sacrificio que él ha elegido para ambos. Su Diario Íntimo es fascinante al respecto. Los estados que solo podrían denominarese como de enagenación mental conducen al sufrimiento de una persona que por amor a sí mismo cree estár sacrificando a quien que de verdad ama. Alguien que sufre en vida la pérdida por perseguir de forma activa la salvación a costa de otro.
En Kierkegaard el problema es obvio y la idea de sacrificio que desarrolla a través de la personalidad es clave para comprender ciertas conductas y orientaciones morales. Porque no existe tal cosa como sacrificio en su obra, es puro egoísmo, pura autoconservación, por muy bien escrito que esté.
¿Cuántas veces, amigos y amigas, camuflamos de sacrificio una idea egoísta? Un juego bastante común en cualquier campo profesional. Un juego aún más común en el nuestro donde el marketing cubre, encubre y recubre las prácticas sociales con marketing, bases, acrediataciones, concursos, festivales, agencias, blablablabablabala.
Toda idea de sacrificio resulta completamente inútil ante la idea de una salvación que no es sino personal. El que sacrifica parte de su benefecio para obtener uno mayor no está sacrificando nada. Sacrificarse por otros para uno mismo es moralmente insignificante.
Con todo esto entramos en un idea especialmente interesante para cualquier diseñador y de la que yo me serví para señalar las inclinaciones de la personalidad de nuestros compañeros. En el mismo texto habla sobre los estadios de la personalidad. El primero de estos es el “estético“, que define de la siguiente forma:
Se caracteriza porque quien vive en él contempla el mundo sin comprometerse con nada […]2
Vinculo esto con una falta de compromiso ante cuestiones de este tipo. Lo vinculo con una falta de reflexión ante la práctica del diseño, a una pasividad en la aceptación de discursos, a la autoconservación de una profesión que no tiene futuro si no es como herramienta del marketing y el mercado.
El estadio estético de la personalidad es el los diseñadores que diciendo sacrificar sus amados beneficios lo único que hacen es ganar otros. Es el estado de los tiburones. Es aquello que Adolf Loos llamo la personalidad y los aires de artísta.
El que vive en la estética, por la estética, de la estética y para la estética que hay en él, vive estéticamente.3
Recordemos, sin embargo, que solo a través del estadio estético se alcanza el ético y la salvación. Procurad ser conscientes de cuál es su precio para el resto y con temor y temblor trabajad por vuestro futuro.
Sören Kierkergaard. Temblor y Temor, Madrid: Alianza editorial, p. 9.
Temblor y Temor, Madrid: Alianza editorial, p. 47.
Sören Kierkergaard. Estética y ética en la formación de la personalidad, España: Espuela de plata, p. 35.