Fragmentos - Jean-François Lyotard (1) La Condición Postmoderna. ft. Jorge Fragua.
Relatos, metarrelatos y la legitimidad del diseño como ciencia.
Según mis notas leí el famoso texto el 18 de diciembre de 2020. Antes de leerlo, creía que con condición se refería a un condicionante, valga la redundancia, y no a un estado. Pensaba que encontraría una lista de cosas que hacen o hacemos los postmodernos, no un análisis sociológico. Quizá sea lo mismo.
Resumidamente, la idea fundamental del texto es la postmodernidad, qué caracteriza a su época y a sus habitantes. La postmodernidad para Lyotard, en una frase, consiste en:
[…] la incredulidad con respecto a los metarrelatos.1
Esta idea tiene sentido tras el mondongo ideológico que supone el siglo XX. La superación de la modernidad se identifica así con la superación ideológica, que paradójicamente, si me preguntas, no deja de ser relativamente ideológica. Un ralato que supera a otro, un metarrelato que se supera en otro y a otro y en otro y a otro y en otro y a otro y en otro y a otro y en otro y a otro y en otro hasta que nace twitter y ya no hay un relato sino varios metarrelatos que se superan y agreden unos a otros.
Esta idea es ya sumamente interesante y podemos encontrarla en nuestro filósofo/meme de cabecera, Gustavo Bueno. Lyotard dirá:
[…] que hablar es combatir, en el sentido de jugar, y que los actos del lenguaje se derivan de una agonística general.2
La superación de la que hablamos no es entonces algo vacuo e inofensivo, la superación de un relato trae consigo pérdida. Es un relato contra otro. Según él no son concesiones, sino pérdidas. El relato marca una línea divisioria entre lo que supone la superación de o su pertenencia a. El rato divide al diseñador práctico del teórico. El relato y su superación, si es posible, significa pérdida para uno u otro. Identidad o ideología, poco importa si está ligada a él.
Esta idea venía rondando ya el siglo XX, pero seguro que a muchos os vendrá ahora el famosísimo “pensar es pensar contra alguien” de Bueno. Bajo la idea de superación cultural tiene sentido entonces que la cultura sea ciertamente depredadora, violenta, con respecto a lo que supera. Bueno veía esto en el tema del Hispanismo, la Leyenda Negra, etc., otro tema. Tiene sentido también relacionarlo con la Dialectica Negativa de Adorno. Porque pensar contra alguien, como bien dice Bueno, también supone pensar contra uno mismo. En resumidas cuentas, materialismo, siglo XX. El enano teológico. En definitiva, siempre Bejamin.
Es en estos términos de superación y concesión ideológicos donde superar, desde el punto de vista disciplinar, supone legitimar.
Una ciencia que no ha encontrado su legitimidad no es una ciencia auténtica, desciende al rango más bajo, el de la ideología o el del instrumento de poder, si el discurso que debía legitimarla aparece en sí mismo como referido a un saber precientífico, al mismo título que un "vulgar" relato. Lo que no deja de producirse si se vuelven contra él las reglas de juego de la ciencia que ese saber denuncia como empírica.3
Señalaré lo obvio. Señalaré que el diseño se legitima precisamente en ese saber precientífico. Señalaré que el diseño se legitima en el relato empírico del oficio sin dar muestras demasiado contundentes de ello. Señalaré que es en los huecos poco explorados de otras disciplinas donde se mueve, porque, digámoslo claramente, no parece tener el músculo para explorarlos por sí misma. Señalaré que nuestra disciplina es un vulgar relato que, por creerlo superado, se ha convertido en un metarrelato. Y señalaré que el creerlo superado solo lo legitima.
[…] el resultado de esta división de la razón en cognitiva o teórica por una parte, y práctica por otra, tiene por efecto atacar la legitimidad del discurso de ciencia, no directamente, sino indirectamente revelando que es un juego de lenguaje dotado de sus propias reglas, pero sin ninguna vocación de reglamentar el juego práctico.4
¡Qué familiar suena esto!
La teória del diseño, su legitimación como ciencia, supone, en parte, entender que el diseño como práctica no es tan importante. Que nos demos cuenta de que no somos tan importantes. Irrelevantes. Somos el resultado del metarrelato de la superación que no hemos superado. De la emancipación y bonanza económica. Somos la personificación de la ideología del capital en su estado más puro.
Pensar es pensar contra alguien. Quizá nos demos cuenta de que hemos levantado todo nuestro valor profesional, que también es personal porque somos creativos y esa es nuestra identidad, sobre un relato. Quizá nos demos cuenta solo renunciando a nuestra conservación e identidad que el próposito práctico tiene sus raices en carencias más que en posibilidades. En relatos identitarios personales no superados que se agrupan en torno a la disciplina colectiva.
A partir del momento en que el saber ya no tiene su fin en sí mismo, como realización de la idea o como emancipación de los hombres, su transmisión escapa a la responsabilidad exclusiva de los ilustrados y de los estudiantes.5
Es en la superación colectiva del relato de la identidad personal donde se supera el límite de la categoría y se legitima la ciencia. La superación no tiene fin en sí, porque no es origen. No tiene ningún fin, porque es resultado del saber.
El relato. Profesional, personal. Distinguidlos. No es cuestión de ser académico, diseñador, estudiante o profesor. Eso es relato. Sustancia, accidente. Yo soy diseñador. El saber teórico tiene como resultado la emancipación del ralato. No esta limitado por el relato, lo supera. Carrera, máster, doctorado, diseñador, premios, LAUS, D&AD, blablablablablablablablab lablablablablablablab lablablablablabla blablablablablablablablablabla blablabla blablablablablablabla blablablablablablab lablablablablablablablabl. No hay exclusividad en la superación del relato, porque solo la superación del relato individual lleva a la superación del relato colectivo. No hay mayor utilidad para el individuo que la de la emancipación y no hay mayor legitimidad para la disciplina que su legitimidad a través de los individuos que la forman.
[…] ya no es: ¿es eso verdad? Sino ¿para qué sirve?6
Desde el momento en que rechazamos el saber teórico orientado a nuestra disciplina por considerarla méramente práctica, por no considerar este útil para su orientación práctica, estamos negando la legitimidad que tanto reclamamos. La necesidad teórica del diseño radica precisamente en que no tiene ningún valor práctico, no tiene ningún valor productivo. Su valor es discurso y superación del mismo.
Lyotard, Bueno, Adorno, Benjamin, Marx, Munari o a quien queráis leer.
Cuanto más fuerte es una "jugada", más cómodo resulta negarle el consenso mínimo justamente porque cambia las reglas del juego sobre las que existía consenso.7
Los límites cietíficos, categoriales o ideológicos se legitman precisamente en los puntos donde se mergen con otras cositas. Se legitiman cuando siginifican rupuras con otras cositas. Cuando significan cambios, incluso cuando esos cambios molestan o se niengan.
Conservar el relato por conservarse a uno mismo en él, inmoral.
El relato está claro, la resistencia es obvia. Ideología, violencia.
Conservar el relato por el malestar, miedo.
El juego propósito, el resultado incierto.
El malestar es obvio. Personalidad, identidad y cierta performatividad.
Yo, diseñador. No. Pero es un buen relato.
Jean-François Lyotard (1984). La condición postmoderna. Madrid: Cátedra, p. 10.
Lyotard, p. 27.
Lyotard, p. 74.
Lyotard, p. 76
Lyotard, p. 93.
Lyotard, p. 94.
Lyotard, p. 114.